En el parque nacional de Khao Yai disfrutamos de unos bonitos trekkings. Mientras como niños, observábamos y esperábamos entre ilusión y nerviosismo, encontrarnos algún animal salvaje. Lo que no esperábamos, fue casi chocarnos de noche con un elefante cruzando la carretera.
Del bosque monzónico más grande de Asia, a una de las mayores extensiones de asfalto y edificios de hormigón. Dos semanas en Bangkok hicieron que descubriésemos nuevos rincones y que celebrásemos por segunda vez en dos meses un nuevo año. Esta vez el 2558, el nuevo año chino de la cabra. Aquí sufrimos nuestro primer accidente del viaje. El bus urbano en el que viajábamos, freno de golpe justo cuando nos levantamos para bajarnos y salimos disparados por el pasillo. Nuestras almas y cuerpos doloridos, pedían a gritos espacios naturales de nuevo.
Koh Tao, la isla tortuga, nos ofreció esa necesidad de contemplar tonos verdes, azules y un horizonte infinito. Pero una vez más, las cosas no salen como uno planea. Una lesión en un pie, hizo que tuviéramos que permanecer en la isla mucho más tiempo de lo que esperábamos. Y dada la imposibilidad de escalar, nos decidiéramos por descubrir lo que sus cristalinas aguas escondían. El nadar entre corales, bancos de barracudas, tiburones y tortugas marinas, ha sido otra de las experiencias que recordaremos para toda la vida.
Y de nuevo volvimos a Krabi. Ton sai, el pequeño paraíso donde hace casi tres años nació la idea de este gran viaje (entre otras cosas). Han sido muy buenos los recuerdos que nos ha traído. Aunque algo empañado por el destrozo que el hombre está haciendo levantando muros y arrasando selva para crear un nuevo resort.
Koh Payam, ha sido como viajar al pasado. Una isla casi sin habitar, solo 4 horas de electricidad con generador a la tarde noche. Dormirse y levantarse con el sonido del mar, excursiones para ver monos y tucanes. Y muchas horas de relax en la hamaca de nuestra cabaña de madera, situada en una gran playa de blanca y fina arena.
Prachua Khiri Khan, es un pequeño pueblo costero entre dos bahías. Estos días estaba muy animado por un festival que inundaban sus calles de puesto y espectáculos. En estos días, todo lo que podía salir mal, salió mal. Moto taxis que no vienen a por ti como habías quedado y casi pierdes el barco, perder el bus por 15 minutos y tener que esperar 3 horas al siguiente, el bus te deja de noche en medio de la carretera y tienes que andar 3km con todo a cuesta, 2 horas buscando alojamiento y que todo este lleno o que el tren se retrase 4 horas y luego tarde 8 horas para hacer 220 km.
Después de 2 meses, nos despedimos de nuestros amigos en Bangkok que también nos han tratado. En la estación, seguimos con la mirada los dos railes que se pierden en el infinito hacia el sur y nos acostamos en nuestras literas. Cerramos los ojos y nos damos las ultimas buenas noches en Tailandia. Los buenos días, serán ya en Malasia.
Comments (1)
No seréis los mismos al volver! Esta experiencia es fuera de serie! Nos tendréis que dar clases de vida trascendental! 😉
Bendiciones en lo que sigue del camino. Y que te recuperes de tu pie! Que por cierto…2 de 2 eh!? Cristina 0…a ver a ver cuál es el sexo débil! jejeje ;P